Hubo un tiempo que viajar era ver un paisaje, descubrir los colores y olores cambiantes de una región a otra. Soñar con las formas de las nubes, el vuelo de los pájaros o el rostro fugaz del transeunte en un camino. Llegaremos más pronto, tanto que es casi inimaginable. Como si lo importante del viaje fuera llegar, y no el trayecto. Para las mercancías, un lujo. Para las gentes... ¿nos gustará que nos quiten el tiempo estancado que permite el sueño?
VIAJAR POR UNA RED DE TUBOS SELLADOS AL VACÍO
Fuente: Libertad digital
Hay que ver el lado positivo. Si bien es cierto que no se disfruta tanto del paisaje, también es cierto que es menos cansado, más cómodo, más tranquilo y además mucho más económico (dejando de lado la inversión en infraestructuras).
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